¡Hola! Soy Damián Méndez y estás en el canal de Leamos la Biblia. Estamos comentando el libro de Deuteronomio por capítulo y hoy llegamos al capítulo diez. Si no has escuchado el comentario a los capítulos anteriores, en la descripción de este video te dejaré el enlace a la lista de reproducción, puedes escucharla mientras conduces, trabajabas o hace cualquier otra actividad.
En este comentario hablaremos sobre el pacto de Dios renovado con el pueblo de Israel y lo que Dios les exigía. Haremos una aplicación del texto y vamos a ver lo que Dios nos dice a nosotros hoy a través de el:
El versículo uno inicia con las palabras: “En aquel tiempo Jehová me dijo…” ¿En cuál tiempo? Pues, lo que continuaremos leyendo en este capítulo también se narra en el libro de Éxodo capítulo 34. Así que, Moisés está haciendo referencia a aquél tiempo, ya que Deuteronomio es una repetición de la ley.
Dios manda a Moisés alisar dos tablas de piedra como las que él había destruido anteriormente y además le pide construir un arca de madera. En estas tablas Dios volvería a escribir lo que escribió en las primeras y serían colocadas dentro del arca. Moisés construyó un arca provisional de madera de acacia mientras estaba en el monte para colocar las dos tablas de piedra, pero cuando descendió del monte, Bezaleel construyó el arca con todos los detalles (Éxodo 25:10-22). La primera arca de Moisés solo contenía las dos tablas de piedra, pero la segunda arca de Bezaleel contenía los diez mandamientos, una muestra del maná y la vara de Aarón que había retoñado.
YHWH escribió la ley o los diez mandamientos en las dos tablas como lo había hecho en las tablas anteriores y se las entregó a Moisés. Para este tiempo muere el sacerdote Aarón y ocupa su lugar su hijo Eleazar. Eleazar significa “Dios ha ayudado”. Este era el hijo tercero de Aarón (Éxodo 6:23). Los primeros dos hijos murieron porque tomaron a la ligera los mandamientos de Dios.
Moisés continúa recordando al pueblo como Jehová había apartado a la tribu de Levi para que se encargara del arca del pacto para que estuvieran delante de Jehová para servirle. Por esta razón la tribu de Levi no tuvo heredad con sus hermanos, sino que su heredad era Jehová mismo.
Moisés le recuerda al pueblo que para esta ocasión él había estado en el monte cuarenta días y cuarenta noches como la vez anterior cuando ellos se habían apartado de Jehová, pero esta vez, Jehová no los destruiría.
El versículo doce y el versículo trece contienen lo que considero una de las preguntas más importantes para todo creyente. Moisés le dice al pueblo: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?”
No sé si usted ha orado como yo en algún momento. Pues yo le preguntaba al Señor, ¿qué quieres que yo haga? ¿Qué quieres de mí? ¿Cuál es tu voluntad para mí? Pero estos dos versículos están dando una poderosa respuesta a estas preguntas. Dios le está diciendo al pueblo de Israel qué quiere de ellos: 1) Que tema a Jehová, 2) Que ande en todos sus caminos, 3) Que lo ame, 4) Que le sirva con todo su corazón y con toda su alma y 5) Que guarde sus mandamientos.
Esto es lo que Dios pide a través de toda la Biblia a todo su pueblo, por lo cual también nos lo está pidiendo a nosotros hoy. Porque el resultado de cumplir con estas cinco exigencias de Dios, es que tendremos prosperidad, y Dios quiere que seamos prosperados en todo. Por esta razón debemos procurar cumplir con estos cinco puntos tan importantes en nuestra relación con Dios. La obediencia trae bendición, la desobediencia trae juicio.
El versículo catorce viene a reforzar la afirmación que se hace al final del versículo trece. Dios quiere que seamos prosperados, así que, en el versículo 14 nos afirma que Él es el dueño de todo. De los cielos, los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella. Es para que no tengamos ninguna duda de que Él cumplirá con lo que ha prometido si nosotros cumplimos con lo que Él nos exige en su palabra.
El versículo quince viene a recordarles que ellos son la generación que Dios escogió de entre todas las naciones de la tierra. En los capítulos anteriores vimos que Dios no los escogió porque eran las personas más buenas de la tierra, ni los más santos, ni los más hermosos, no había ninguna cualidad específica que hiciera que Dios los escogiera, sino su inmensa gracia y favor. De su voluntad, Dios escogió al pueblo de Israel con un propósito determinado.
El versículo dieciséis contiene unas palabras contundentes que van a tocar el corazón de todos los oyentes y son tan poderosas que retumban hasta nosotros hoy: “circunciden el prepucio de sus corazones”. Para el pueblo de Israel, la circuncisión es una práctica de mucha importancia por generaciones, ya que esta representa la señal del pacto de Dios con Abraham. Pero en este versículo dieciséis no se está llamando a la circuncisión física de la carne como tradicionalmente el pueblo lo conocía, sino a circuncidar el corazón. Esta es una metáfora que les hacía entender a ellos que debían arrepentirse sinceramente de corazón. También es un llamado para nosotros a tener un corazón circuncidados delante de Dios, un corazón genuino y verdaderamente arrepentido. Hoy en día nosotros no tenemos que ser circuncidados al octavo día de nuestro nacimiento para formar parte del pacto de Dios, nosotros formamos parte de un Nuevo Pacto en que se requiere la circuncisión del corazón.
En el versículo diecisiete Moisés elogia a Jehová delante del pueblo con las siguientes palabras: “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho.” El pueblo no debía tener dudas de que quien estaba a su lado, era un Dios con poder infinito. A veces a nosotros se nos olvida quien es el Dios a quien servimos, especialmente cuando nos vemos sumergidos en situaciones que consideramos difíciles de sobrellevar. No debemos olvidar que a quien servimos es al Dios de dioses, Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible. Así que, cualquier problema o circunstancia que quiera robarnos el sueño, la tranquilidad y nuestra paz, la sometemos bajo la autoridad de nuestro Dios todopoderoso.
Los versículos dieciocho y diecinueve nos muestran a un Dios que se interesa por los extranjeros, los huérfanos y las viudas. Por aquellos que no tiene qué comer y él les provee de alimento y vestido. Estas palabras nos están diciendo a nosotros hoy, que ese Dios a quien servimos no está ajeno al dolor y las necesidades de las personas. Como nosotros servimos a este Dios, nosotros debemos dejarnos usar por Él para ayudar a aquellos que necesitan.
Los versículos veinte al veintidós nos vuelven a recordar nuestra fidelidad al Señor. A Él debemos temer (en el sentido de obediencia y respeto), debemos servirle y seguirle solo a Él. Él debe ser nuestro objeto de alabanza, nuestro Dios, porque cosas grandes hace por nosotros todos los días, aunque nuestros ojos carnales no lo vean.
Amado oyente, hemos llegado al final de nuestro comentario número diez al libro de Deuteronomio. Espero que te haya gustado y que me dejes ese maravilloso like, puedes comentar sobre lo que hemos hablado y compartir el video. De esta manera me ayudas para que YouTube recomiende nuestro contenido.
Suscríbete si aún no lo has hecho y te espero en nuestro próximo comentario.
¡Dios te bendiga!
SÍGUEME:
Facebook: prdameco
Instagram: damianmendezc
TikTok: damecomc


0 Comentarios