¡Hola! Soy Damián Méndez y estás en el canal de Leamos la Biblia.
Estamos comentando el libro de Deuteronomio y hoy nos corresponde hablar sobre el capítulo 4. Le sugiero, amado oyente, que tenga a mano su Biblia para que siga este comentario confirmando cada cita bíblica que mencionamos, si así lo desea.
Moisés exhorta a la obediencia (Vs. 1-8)
Versículo 1
Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da.
Moisés continúa su discurso ante el pueblo de Israel, el cual se prepara para entrar en la tierra prometida, haciendo un llamado a la obediencia: “Oye los estatutos y decretos que yo os enseño”. La palabra “oye” que en hebreo es שְׁמַע, se usa con frecuencia en este libro de Deuteronomio. שְׁמַע significa básicamente “oír con el fin de hacer”, “oír inteligentemente” como lo define el diccionario hebreo Strong. Este verbo qal imperativo no se limita al simple hecho de escuchar un sonido a través del sentido del oído, sino que exige la acción de obediencia por parte de quien escucha. La acción de escuchar que Moisés está demandando aquí, traerá como resultado, vida para el pueblo y la oportunidad de entrar y poseer la tierra que Jehová había prometido. Esta es la naturaleza condicional del pacto; se requiere obediencia.
Versículo 2
No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno. Moisés no se estaba refiriendo a que los escribas cambiaran parte de la ley, sino más bien, a que no agregaran ni disminuyeran a la esencia de la ley. Deuteronomio 12:32 dice: “Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.” Proverbios 30:5-6 dice: “Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.” Apocalipsis 22:18-19 también advierte a cualquiera que se vea tentado a adulterar las escrituras: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.”
La advertencia es clara desde el principio hasta el final de las Escrituras: No se debe distorsionar, ya sea aumentando, quitando, falsificando, alterando, o malinterpretando deliberadamente el contenido de las Escrituras.
Versículo 3
Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal-peor; que a todo hombre que fue en pos de Baal-peor destruyó Jehová tu Dios de en medio de ti.
Un recordatorio importante para el pueblo en contra de la idolatría, para que permanezcan fiel al Señor. En Números 25:1-9, los israelitas dejaron a Jehová para ir tras Baal-peor, dios de la fertilidad de Moab. Esta acción trajo graves consecuencias sobre el pueblo.
Versículo 4
Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.
Este versículo denota una actitud de lealtad o compromiso por parte del pueblo que voluntariamente tuvo la oportunidad de decidir seguir a Jehová como su Dios. Aquí notamos un equilibrio entre la soberanía de Dios y la libertad del pueblo para obedecer. Como resultado, todos estaban con vida.
Versículos 5-6
Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. 6 Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. Conocer los estatutos y mandatos de Dios, no es simplemente para adquirir el conocimiento, lo más importante es, aplicar ese conocimiento en el lugar donde Él nos ha posicionado. En cualquier lugar en el que nos encontremos, la luz del Señor debe reflejarse en nosotros e iluminar a quienes nos rodean. Moisés le dice al pueblo que deben poner por obra estas enseñanzas, porque esta es la sabiduría y la inteligencia que marcará la diferencia con los demás pueblos. Y estos lo reconocerán.
Versículos 7-8
Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? 8 Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?
La nueva generación de Israel que está a punto de entrar en la tierra prometida, tiene bien claro que los dioses de los pueblos vecinos no son como el Dios de Israel. Conocían las historias de cómo sus padres fueron sacados de la tierra de Egipto y guiados por el desierto, cómo Dios le había dado victoria sobre todos sus enemigos, cómo Dios había respondido a sus necesidades durante todos estos años de peregrinaje. Moisés les resalta que ninguna nación grande tiene estatutos y juicios como las leyes que él les estaba enseñando. Esto es cierto y muy relevante, porque al día de hoy, después de miles de años, las naciones organizan sus leyes basadas en lo que ya las Escrituras establecen.
Los versículos 9 al 14 narran la experiencia de Israel en Horeb
Moisés hace un recordatorio de aquella experiencia maravillosa que vivió el pueblo a los pies del Monte delante de Jehová, cuando este ardía en fuego hasta el cielo con tinieblas, nube y oscuridad; escuchaban la voz de Dios, pero no vieron ninguna figura. Los pueblos de las naciones vecinas tenían diferentes tipos de figuras talladas en diferentes materiales a los cuales les llamaban dioses, Israel debía cuidarse de adorar imágenes, por eso el pueblo solo escuchaba la voz de Dios, pero no veían a nadie.
Israel no debía olvidarse de los mandamientos del Señor. Su compromiso era, enseñarlos a sus hijos y a los hijos de sus hijos por todas las generaciones.
Los versículos 15 al 40 son una advertencia contra la idolatría
Versículos 15-19
Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.
La advertencia de Dios al pueblo es que no corrompan sus corazones adorando imágenes de ningún ser sobre la tierra ni seres de debajo de la tierra. Por eso en el Monte Horeb escuchaban la voz, pero no veían a nadie. Dios es un Dios celoso y no comparte su gloria con nadie. No debemos inclinar nuestros corazones hacia figuras que han sido construidas por el hombre para su propia perdición. Dios quiere que les adoremos desde la profundidad de nuestros corazones y no en lo superficial al colocar nuestros ojos sobre una figura hecha por manos humanas.
Versículos 23-24
Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.
La insistencia de Dios al pueblo contra el pecado de idolatría, se debe a que ellos estarían rodeados de otros pueblos que tenían imágenes a las cuales adoraban, pedían deseos, les hacían fiestas, promesas, sacrificios y más cosas que Dios rechazaba. El carácter del verdadero Dios está expresado en esos versículos: Jehová es fuego consumidor, Dios celoso. Israel debía mantenerse alejado de estas prácticas de idolatría si querían permanecer protegidos y guiados por el Señor.
Versículos 28-29
Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.
La advertencia del Señor contra aquellos que se corrompen tras la idolatría, es de destrucción: “Pereceréis totalmente” (Vs. 26), y serían esparcidos a otros pueblos donde adoren imágenes que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. Pero aun en medio de su desobediencia, si buscan a Jehová, lo hallarían, pero si lo buscan de todo corazón. Dios muestra su amor y misericordia por su pueblo, que, a pesar de fallarle, sus brazos no se cierran contra ellos. Siempre les brinda la oportunidad de arrepentirse y regresar a Él.
Versículos 39-40
Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre.
Para adorar al verdadero Dios, no necesitamos una imagen hecha por manos de hombres. El llamado a la reflexión en estos versículos, es para que el pueblo nunca olvide que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. No debemos olvidar sus mandamientos para que nos vaya bien en todo lo que hagamos.
Los versículos 40 – 43 establecen las ciudades de refugio
Estas ciudades formaban parte del sistema de justicia de Israel que era “ojo por ojo”. Si una persona mataba a otra, la familia del que murió tenía derecho legal de cobrarse vida por vida. Si el que mataba accidentalmente a otro huía a una de estas ciudades, se le efectuaba un juicio por parte de los ancianos; si se comprobaba que la muerte no fue intencional, el asesino podía vivir en la ciudad hasta la muerte del sacerdote, luego podía regresar a salvo a su casa.
En los versículos 44-49, Moisés recapitula la promulgación de la ley
Los versículos 44 – 49 es el cierre de todo lo que Moisés había hablado al pueblo con relación a la ley en todo este capítulo.
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