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Devocional diario | La sabiduría que viene de Dios | Proverbios 3:13-15.

"Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y el hombre que adquiere entendimiento; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella" (Proverbios 3:13-15).

En un mundo que valora el éxito rápido, el materialismo y la autosuficiencia, estos versículos nos presentan una perspectiva radicalmente diferente: la verdadera riqueza no se mide en posesiones, sino en sabiduría. El texto no solo habla de la sabiduría como un concepto abstracto, sino como un tesoro personal que se "halla" y se "adquiere", lo que implica un proceso activo de búsqueda y aplicación. La comparación con la plata, el oro y las piedras preciosas no es casual; en la antigüedad estos elementos representaban seguridad y estatus, pero el autor inspirado declara que la sabiduría los supera a todos.

La sabiduría de la que habla Proverbios no es meramente conocimiento intelectual o astucia humana. El contexto inmediato (desde el versículo 5) revela que se trata de un entendimiento arraigado en el temor a Jehová (Proverbios 1:7), una vida alineada con Sus principios. Esta sabiduría divina opera en dos dimensiones: vertical (relación con Dios) y horizontal (toma de decisiones diarias). Por eso sus frutos son incomparables: guía en la incertidumbre (v. 6), salud espiritual (v. 8) y propósito verdadero (v. 6).

Hoy, cuando las redes sociales prometen atajos hacia la felicidad y la cultura celebra el "éxito" a cualquier costo, estos versículos cuestionan: ¿Dónde estamos invirtiendo realmente nuestro tiempo y energía? La sabiduría bíblica no se compra con dinero, pero requiere inversión - en la Palabra de Dios (Salmo 119:98-100), en la oración (Santiago 1:5) y en la obediencia (Proverbios 8:32-35). El resultado es una vida que, aunque no esté exenta de dificultades, tiene cimientos inquebrantables (Mateo 7:24-25).

Para reflexionar: ¿Qué decisiones recientes han reflejado más la búsqueda de "oro" terrenal que de sabiduría celestial? La invitación está abierta: Dios promete dar sabiduría generosamente a quienes la piden con fe (Santiago 1:5). Como Salomón descubrió (1 Reyes 3:5-14), cuando elegimos esta sabiduría, todo lo demás viene por añadidura. El verdadero bienestar - la "bienaventuranza" que menciona el v.13 - no está en lo que tenemos, sino en a Quién conocemos y cómo caminamos con Él cada día.

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