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Bendiciones de la obediencia | Comentario Biblico - Deuteronomio 7

¡Hola! Soy Damián Méndez y estás en el canal de Leamos la Biblia. Estamos comentando el libro de Deuteronomio por capítulo y hoy nos corresponde hablar sobre el capítulo 7. Si no has escuchado el comentario a los capítulos anteriores, en la descripción de este video te dejaré el enlace a la lista de reproducción, puedes escucharla mientras conduces, trabajabas o hace cualquier otra actividad.

En este comentario estudiaremos las advertencias contra la idolatría, un pueblo santo para Jehová y las bendiciones de la obediencia. Haremos una lectura del capítulo y luego desarrollaremos el comentario por versículos. Comencemos:

Advertencias contra la idolatría de Canaán (Ex. 34.11-17)

Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto. Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego.

Un pueblo santo para Jehová

Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos, os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto. Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago. Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas.

Bendiciones de la obediencia (Lv. 26.3-13; Dt. 28.1-14)

Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren. Y consumirás a todos los pueblos que te da Jehová tu Dios; no los perdonará tu ojo, ni servirás a sus dioses, porque te será tropiezo.

Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar? no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto; de las grandes pruebas que vieron tus ojos, y de las señales y milagros, y de la mano poderosa y el brazo extendido con que Jehová tu Dios te sacó; así hará Jehová tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia tú temieres. También enviará Jehová tu Dios avispas sobre ellos, hasta que perezcan los que quedaren y los que se hubieren escondido de delante de ti. No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible. Y Jehová tu Dios echará a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en seguida, para que las fieras del campo no se aumenten contra ti. Mas Jehová tu Dios las entregará delante de ti, y él las quebrantará con grande destrozo, hasta que sean destruidas. Él entregará sus reyes en tu mano, y tú destruirás el nombre de ellos de debajo del cielo; nadie te hará frente hasta que los destruyas. Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios; y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema.

Continuamos viendo en los versículos 1 al 5 de este capítulo, la insistencia de Moisés en contra de la idolatría, con esta nueva generación que se prepara para entrar a la tierra prometida. Ante tantas advertencias para que el pueblo no se vaya en pos de los ídolos de las naciones vecinas, podemos darnos cuenta de la importancia que tiene para Dios el que nos cuidemos de adorar imágenes o cualquier otra cosa que no sea Dios. Ya vimos en los capítulos anteriores cuantas veces se insiste sobre este asunto y una vez más, continúan las advertencias. Es tan importante esta prohibición, que está incluida en Éxodo 20 como el segundo mandamiento.

Dios considera la idolatría como un acto de infidelidad por parte de aquellos a quienes él ama profundamente. Aquellos que se apartan de Dios para adorar imágenes, le muestran que no le aman, que no le agradecen, que no le creen y que no les importa. Por estas razones es que la idolatría genera consecuencias negativas sobre la persona, la familia y la nación. Con todas estas advertencias, Dios quiere evitar esas consecuencias negativas sobre su pueblo Israel, y manda que aquellas naciones que tengan altares con sus ídolos, sean destruidas por completo. Versículo 5 dice: “Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego.”

Para conservar la religión de Jehová pura y separada de la contaminación de la religión de los cananeos, Israel tenía que tomar estas cuatro acciones.

1. Derribar los altares de los cananeos.
2. Destruir sus piedras rituales.
3. Cortar los árboles de Asera.
4. Quemar las imágenes en el fuego.

Dios quería preservar al pueblo de la contaminación espiritual de los cananeos, para que Israel no participara de sus sacrificios abominables, ni sus cultos ni de sus pactos. Moisés sabía que el pueblo no estaba preparado para relacionarse con los pueblos que habitaban Canaan y que podían ir en pos de sus ídolos. Efectivamente, Israel no escuchó las advertencias de Jehová y se dejaron influenciar profundamente por las prácticas cananeas y el resultado fue la perdición de la nación, la rebeldía del pueblo contra Jehová y finalmente el exilio de Israel de la tierra prometida.

Los versículos 6-11, vemos que, el motivo que tenía Israel para apartarse de la idolatría de otros pueblos, era que Israel fue escogido como pueblo santo para Jehová. La palabra santo (Kadosh en hebreo) significa algo separado del uso común para el uso especial de Jehová. Así que, la santidad de Israel se debe a que el Dios Santo, Jehová, lo escogió para ser su pueblo especial y llevar su plan de salvación a través de ellos a todas las naciones de la tierra.

Los versículos 12-26 nos hablan de las bendiciones que alcanzarían al pueblo de Israel si decidían obedecer a Dios.

Estas eran las bendiciones de pacto de YHWH: Te amará, Te bendecirá, Te multiplicará, Bendecirá el fruto de tu vientre, Bendecirá tu cosecha (Grano, Mosto, Aceite), Bendecirá tu ganado, No habrá esterilidad (ni humana, ni en el ganado), No habrá enfermedad y derrotarás a tus enemigos. Estas bendiciones abundantes también las encontramos en Deuteronomio capítulo 28, pero seguidas de las consecuencias de la desobediencia. La naturaleza de este pacto es claramente condicional, para que estas bendiciones llegaran a las vidas del pueblo, debían ser obedientes a Dios. De la misma manera amado oyente, las promesas de bendición de parte de Dios para nosotros hoy van condicionadas a nuestra obediencia. Si queremos ser bendecidos en todas las áreas de nuestras vidas, debemos obedecer a Dios, y él, conforme a Su voluntad, derramará sus bendiciones sobre nosotros.

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